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OFICINAS

Conversamos con:

Marie-Laure Fenet
& Carlos Bajo

Directora de Leasing y director de Capital Markets Oficinas Barcelona


Analizamos las nuevas tendencias, necesidades y requerimientos de usuarios, propietarios e inversores en el contexto del mercado de oficinas de Barcelona.

Flexibilidad, el concepto clave en 2021

El año del covid-19 se cerró con una absorción de apenas 170.000 m2, un 58% menos que en 2019. Este porcentaje de disminución de la contratación fue muy similar en todas las ciudades de Europa. No obstante, Barcelona venía de un momento de mercado con la tasa de disponibilidad en mínimos, con lo que a pesar del incremento, el mercado se mantiene sano con una disponibilidad del 5,9% a finales de 2020.

Barcelona goza de un tejido empresarial muy tecnológico, sector que se ha visto menos afectado por el impacto de la pandemia, y que en algunos casos, incluso ha tenido mayor actividad. Sin embargo, ante los más de 250.000 m2 de superficie en nuevos proyectos que saldrán durante el 2021, el sector oficinas necesita que la demanda de espacio de trabajo en Barcelona se reactive. De momento, las rentas se han sostenido y la previsión es que es posible que en los próximos meses veamos ajustes, especialmente a la hora de renegociar.

En este contexto, la clave del éxito será la flexibilidad. Los usuarios están aún definiendo su nuevo modelo de trabajo y mientras lo hacen, necesitan flexibilidad a la hora de poder crecer o decrecer en el mismo edificio, flexibilidad en renta, adaptabilidad según su actividad y que el espacio mismo sea flexible para poder ofrecer con rapidez zonas colaborativas o puestos de trabajo en función de las necesidades de cada momento.

Estamos viendo cómo los co-working, campeones de la flexibilidad, se están convirtiendo para muchas empresas en alternativa ideal mientras no puedan tomar decisiones a medio/largo plazo. En el momento actual, las soluciones aportadas por el flex space se han convertido en necesidad para muchos usuarios. Y como siempre, si escuchar al cliente es clave, ahora lo es aún más para tener éxito en estas nuevas circunstancias de cambio e incertidumbre.

Los usuarios están aún definiendo su nuevo modelo de trabajo y mientras lo hacen, necesitan flexibilidad a la hora de poder crecer o decrecer en el mismo edificio
Sin certificación, difícil comercialización

El compromiso de los principales players con el medio ambiente y el cambio climático hacen que la certificación sostenible de los edificios sea un factor determinante en el futuro. El 74% de los edificios core/core+ transaccionados en 2020 gozan de algún tipo de certificación, porcentaje que se incrementa hasta el 90% si analizamos el pipeline 2021-2022.

Estos edificios son más resilientes al ofrecer tasas de ocupación y rentas más elevadas, lo que se traduce también en una mayor aceptación en procesos de desinversión, maximizando el precio de venta y mejorando las condiciones de financiación.

Para 2021 contamos con recuperar la media de inversión de los últimos cinco años, que se sitúa en 800 millones de euros tras el volumen récord alcanzado en 2019 (1.700 millones de euros). La confianza de los mercados se ha traducido en un buen inicio de año con un volumen transaccionado superior a los 185 millones de euros y con varias operaciones en fases muy avanzadas de cierre. De cara al segundo semestre, la previsión es que se mantenga la misma tendencia con el arranque de nuevos procesos. En cuanto al perfil inversor, al igual que en el 2020, predominarán las inversiones de fondos internacionales.

La certificación de los edificios es determinante. El 74% de los edificios core/core+ transaccionados en 2020 gozan de algún tipo de certificación y hasta el 90% si analizamos el pipeline 2021-2022